Cambiar para que nada cambie

CAMBIAR PARA QUE NADA CAMBIE

En multitud de ocasiones vemos mensajes por las redes animando al cambio vital. Dar un giro a tu vida, moverte de sitio, dejar a tu pareja, el trabajo, el lugar de residencia…La mayoría de estos mensajes hacen referencia a un cambio visible para todos, incluida la propia persona que lo lleva a cabo, que observa  como, en apariencia, está haciendo otras cosas con su vida de las que hacía el año pasado. Sin embargo, a veces el cambio puede significar no moverte, permanecer en el mismo lugar y, según cómo haya sido (y esté siendo) tu vida, este constituye el verdadero cambio. Porque ir más rápido no siempre significa llegar antes. 

Ocurre que muchos cambios suponen una huida hacia delante, permaneciendo en el mismo lugar. Y este lugar es existencial. Cambiar es elegir el futuro y no quedarse con lo conocido del pasado. Pero si este pasado ha estado caracterizado por ir de un sitio a otro y así se continúa en el presente ¿Podemos hablar de un cambio?

En esta vida líquida, haciendo referencia a Zygmunt Bauman, es rara la permanencia, la estabilidad. A veces los cambios son casi obligados, de alguna manera nos sentimos abocados a llevarlos a cabo. Puede dar cuenta de esto los cambios condicionados por el mundo laboral o el formativo. Pero de lo que se habla aquí es de aquellos otros cambios originados por una insatisfacción que pareciera que nunca llega a corregirse. Como si permanentemente  se estuviera  en otro lugar del que realmente se quiere estar. 

¿Cómo saber si cambiar para mí, corresponde con una huida hacia delante o con un verdadero cambio existencial?

Analiza tu vida ¿Qué te hace moverte? ¿Qué buscas? ¿Qué quieres dejar atrás? ¿Cuántas veces has hecho esto mismo? ¿Cuál es tu horizonte vital? ¿Hacia dónde te diriges? Si puedes responder pausadamente a estas preguntas, con honestidad, sin autoengaño, es posible que encuentres alguna respuesta interesante. Este es el primer paso para,posteriormente,   aprender a desprenderse de viejas vestiduras que entrampan en soluciones que en realidad constituyen el problema. 

Muchas veces bastará con tu propio análisis, con tu “darte cuenta” y otras necesitaras una ayuda que te posibilite clarificar estos aspectos. Eso lo decidirás tú.

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Información sobre la psicóloga que escribe esto, pinchando aquí.