PIENSO, PIENSO, PIENSO…LUEGO NO VIVO.
Ya conoceréis esa cita famosa del filósofo Descartes “Cogito ergo sum” (pienso, luego existo). El título de presente post es una adaptación de lo que ocurre en los tiempos en los que vivimos respecto a esa máxima.
Pensar, reflexionar es una actividad importante y necesaria, por ejemplo para la toma de decisiones y para solucionar problemas que requieran de esa reflexión. Sin embargo hay un tipo de pensamiento que enreda a las personas y que más que ser una reflexión que les lleve a actuar les paraliza y funciona como barrera para hacer en la vida aquello que es importante hacer. Distinguir cuando es necesario aplicar el modo de solución de problemas y cuando proceder así nos está atascando es lo algo que tratamos en terapia.
Llega un momento en que la vida se piensa demasiado. “Es mejor sentir que pensar” canta Manolo García en su disco Todo es ahora, viniendo a proponer que estemos más abiertos a la experiencia, a lo que nos está ocurriendo, en lugar de analizarlo todo. ¿Cuantas veces hemos repasado en nuestra cabeza una situación particular que aún no se ha dado o damos vueltas y vueltas a otra que ya ha tenido lugar?
LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO.
Llega un punto en que el nivel, la cantidad de pensamientos y el “ruido” es tan grande que las personas deciden pedir ayuda. En muchas ocasiones se les ha trasladado la idea de que sus pensamientos son equivocados y han de cambiarse. “Tienes que pensar de otra forma” “El problema es que pienso de forma muy negativa” “Tus pensamientos son irracionales”. Y entonces la persona se involucra en una lucha sin cuartel contra esos pensamientos, que la mayoría de las veces no trae los frutos esperados, o los trae durante un corto espacio de tiempo.
Sobre ese enredamiento con los pensamientos tiene mucho que decir la Terapia de Aceptación y Compromiso. Esta terapia pertenece a un grupo de Terapias denominadas contextuales o de Tercera generación. Hay muchos aspectos por los que esta terapia se muestra como una intervención eficaz para diferentes tipos de problemas. En esta ocasión quiero resaltar uno de ellos: El trabajo en el abandono de la lucha y la validación de la persona, entendiendo que no hay algo que funcione mal en ella, que la persona no está equivocada, que las que están equivocadas son las estrategias que se utilizan.
Desde la consulta utilizamos la Terapia de Aceptación y Compromiso por ser un novedoso enfoque que trata a los pensamientos de forma diferente. La sensación de liberación que puede producir involucrarse en un proceso terapéutico de este tipo es una experiencia que como tantas otras, sólo se puede adquirir teniéndola, y que consigue, entre otras cosas, liberarse de una lucha infructuosa que nos está agotando.
Cuando se elige entre pensar o vivir se elige entre estar entrampado en los pensamientos o hacer en la vida aquello que es valioso hacer, sin perderse tantos momentos y tantas cosas que pueden o podrían estar ocurriendo mientras nosotros estamos inmersos en lo que pasa “dentro de nuestra cabeza”.
Más información sobre mí, haz clic aquí.
La imagen que acompaña este artículo pertenece a Imagen de Gerd Altmann en Pixabay